Primeras reflexiones tras el acuerdo político provisional sobre la propuesta de Reglamento de Inteligencia Artificial

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El pasado viernes, 8 de diciembre, el Parlamento Europeo y el Consejo de la Unión Europea, bajo el mandato de la Presidencia española, alcanzaron un acuerdo político provisional sobre la propuesta de Reglamento de Inteligencia Artificial (AI Act). Este reglamento tiene como objetivo asegurar que los sistemas de IA comercializados y utilizados en la Unión Europea sean seguros y respeten los derechos fundamentales; y al mismo tiempo, busca promover la inversión y la innovación en el campo de la inteligencia artificial en Europa.

En este sentido, desde Adigital apoyamos el objetivo general de la regulación y valoramos el esfuerzo realizado durante las negociaciones que llevaron a la consecución de un acuerdo provisional. A la espera de conocer oficialmente el texto acordado — así como los resultados de las futuras reuniones técnicas que comienzan esta semana y se extenderán hasta enero — merece la pena pararse a reflexionar sobre esta norma, pues puede tanto limitar como impulsar el liderazgo europeo en inteligencia artificial.

En los últimos meses, hemos insistido en la importancia para la competitividad y progreso de la Unión Europea que tiene lograr un acuerdo equilibrado que fomente la innovación, la transparencia y la responsabilidad en todos los sistemas y modelos de inteligencia artificial. Esta visión es la que debe regir durante las próximas reuniones que terminarán de perfilar el texto, así como durante su implementación, si queremos salvaguardar la supervivencia, desarrollo y promoción de la industria tecnológica europea.

Para que Europa pueda ser competitiva, es fundamental reconocer que la innovación depende en gran medida de establecer un marco regulatorio adecuado y proporcionado. Esto no implica que se deba evitar la imposición de responsabilidades a lo largo de la cadena de valor, pero sí se ha de tener en cuenta el impacto del mismo sobre el futuro de la competitividad de la UE; especialmente cuando el efecto de la norma se extiende más allá de las grandes empresas consolidadas y afecta de lleno a las Pymes y a las startups europeas.

Los requisitos que imponga la norma, unidos a la amplia lista de obligaciones de otros expedientes aprobados estos años en materia digital, van a exigir que las empresas dediquen muchos recursos humanos y de capital a ser compliant, en lugar de invertirlos en innovación. Es más, la evaluación de impacto que realizó la propia Comisión Europea, destacó que para una Pyme de 50 personas, el cumplimiento con el Reglamento de IA costaría alrededor de 300.000 euros.

De ahí la importancia de tener en cuenta el impacto de la regulación en estas organizaciones, así como proporcionar facilidades para que no pierdan incentivos para el desarrollo y uso de la IA. De hecho, la propia norma tiene entre sus objetivos “favorecer la inversión y la innovación en IA en Europa”. Consideramos que esa parte del texto, de la que ahora no se conoce prácticamente nada, es crítica para comprender el rol del Reglamento como instrumento para la creación de una industria europea líder en inteligencia artificial responsable.

También lo es mantener el enfoque inicial de la propuesta basado en el riesgo, así como el principio de neutralidad tecnológica: es decir, no regular tecnologías concretas, sino sus usos finales. Valoramos positivamente que se haya mantenido este enfoque basado en el riesgo a nivel general, pero nos preocupa que haya sistemas/modelos que hayan quedado fuera del mismo. Especialmente, teniendo en cuenta la importancia de que la norma sea flexible y largoplacista, y cuente con mecanismos que permitan su adaptación a medida que evoluciona la tecnología (esto es, future proof).

Del mismo modo, debemos tener en cuenta que el Reglamento de Inteligencia Artificial es la última de las normas europeas aprobadas en el ámbito digital y, por tanto, es fundamental que haya una coordinación entre todos estos dossieres regulatorios, evitando solapamientos con aspectos ya recogidos en normas como la Directiva de Copyright, el DSA o el DMA, por citar algunos ejemplos. Igualmente, también es conveniente una armonización con otras iniciativas intergubernamentales en el ámbito de la IA, como los Principios Rectores del Proceso de Hiroshima del G7.

Igualmente y por finalizar, más allá del Reglamento, todavía queda mucho trabajo por hacer para crear las condiciones para que Europa se convierta en un líder mundial en IA. Desde Adigital reafirmamos nuestro compromiso por un futuro de la IA transparente, explicable e inclusiva que contribuya a la digitalización y mejora económica del país, así como nuestra vocación de colaborar con las diversas instituciones, para que conjuntamente, alcancemos estos objetivos, en favor de una industria de IA robusta y potente.

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